La Costa Brava es como conocemos a la zona costera española que va desde Blanes hasta Portbou, en la frontera francesa.  Esta franja ocupa casi 215 kilómetros de la provincia de Gerona y la forman tres comarcas: La Selva, Alto Ampurdán y Bajo Ampurdán.

  ¿Y de dónde viene el término Costa Brava? Pues no es de otra cosa que de su escarpado y agreste paisaje, presente en prácticamente toda su zona costera.  Eran los locales de esta área quienes empezaron a utilizar dicho nombre y que fue cruzando el tiempo y los campos hasta llegar a hoy. No obstante, no fue hasta la década de los sesenta cuando se conoció de internacionalmente esta zona  como ‘Cosa Brava’. Para entonces, el litoral gerundense ya había atraído numerosos artistas de todos los estilos y el turismo empezaba a formar auténticamente parte de la economía de los, hasta ese momento, tradicionales pueblos de pescadores.

Los pueblos más hermosos de la Costa Brava

Esos pueblos de pescadores se convirtieron con el tiempo en focos turísticos. Algunos más, otros menos, pero siempre con halos de su antigua esencia por cada esquina. Y esto es, al fin y al cabo, lo que hace que vaya tanta gente a visitarlos. Sant Feliu de Guíxols: Se sitúa en la comarca del Bajo Ampurdán, en el centro del corazón de la Costa Brava y a orillas del mar Mediterráneo.  Pese a que continúa con su tradición pesquera, este pueblo se ha transformado en un notable centro vacacional con una importante actividad turística y comercial. Al ver sus playas y calas nos parece más que evidente que cualquiera quiera viajar allí. Su monumento más famoso es un monasterio benedictino de estilo románico que se levantó en el siglo XVIII. Además, Sant Feliu de Guíxols cuenta con un amplio abanico de actividades que elegir para disfrutar del pueblo desde todos los puntos de vista posibles. Lloret del Mar: Aunque en los últimos años se ha hecho famoso, tristemente, por la proliferación de jóvenes extranjeros borrachos por sus calles, Lloret del Mar es mucho más que discotecas y alcohol. Ubicado en la comarca de la Selva, aún tiene marcado algunos rasgos de sus orígenes marineros que nos transportarán a fotografías en blanco y negro. Cuenta con varios lugares de interés cultural entre los que destacaremos la Iglesia de San Román, un conjunto arquitectónico gótico pero con influencias renacentistas que data del siglo XVI y de la que sorprende su puerta levadiza. Y el Castillo de San Juan, construido en el siglo XI como herramienta defensiva contra piratas e invasores, y del que perdura la Torre del Homenaje. No dudes en perderte paseando por sus calles, pero más aún por esos caminos que parecen llevar muy lejos o hacia ninguna parte. Serán esas rutas las que te lleven a los paisajes más hermosos del lugar. Castella de Palafrugell: Lo encontramos en el Bajo Ampurdán y su fama lucha incansablemente contra la esencia de su historia. Es quizá por ello que tanto su fama como su esencia hayan encajado inmejorablemente y es que, pese a ser un pueblo muy conocido, se ha evitado atestarlo de hoteles y ahogarlo en un turismo masivo. Por ello, es una de las zonas donde más se siente aún la tradición del pueblo típico de pescadores. Asimismo, también se conoce a este lugar por su mimo en proteger sus playas y zonas rurales.  

  Cadaqués: Es el pueblo más oriental de la Península Ibérica y se encuentra en el Alto Ampurdán y al norte de la península del Cabo de Creus. Salvador Dalí ya disfrutaba de los placeres de Cadaqués, de hecho, pasó largas temporadas entre sus casas blancas. Lo ideal es visitarlo en temporada baja porque es cuando todo el mundo desaparece y se puede escuchar el murmullo de la belleza, evitando que nadie desmerezca ni desluzca el paisaje. Tossa de Mar: Se halla en la comarca de la Selva y es un destino muy importante dentro de la Costa Brava. Desde el casco medieval y sus callejuelas, hasta el faro, cruzando a sus montes y descansar sobre la arena de sus playas. Tampoco podemos dejar de admirar el antiguo barrio de los pescadores ni la gótica Casa Can Vicenç o la capilla de San Miguel. No hay tiempo para aburrirse en Tossa porque o bien disfrutas del mar y del sol, o bien paseas y te pierdes en sus viejas historias. Empúries: Este pueblo del Alto Ampurdán fue fundado en el año 575 antes de Cristo, con lo que ni siquiera podemos hacernos una idea aproximada de la de vestigios, de la de gente que ha pasado por allí antes de que nuestros pies anduvieran por sus calles. Es más, podemos visitar un conjunto arqueológico griego de gran interés: las ruinas de Empúries, que contabilizan más de 2.000 años de antigüedad. ¿No es emocionante?

Naturaleza de la Costa Brava

Los gerundenses se toman en serio cuidar las zonas rurales ya que es son tan particulares y bonitas que sería un auténtico drama que algo malo pudiera llegar a pasar allí. Las áreas más importantes son: Parque Natural de Cabo de Creus: Es, en una palabra, espectacular. Depende de en qué lado te encuentre te proporcionará una imagen y una sensación diferente ya que la tramuntana ha moldeado a su gusto una parte y el oleaje la otra. Islas Medas: Son un buen sitio para iniciarse en el interesante mundo del buceo. Se trata de siete islotes y un sinfín de cuevas marinas que acogen a una rica fauna.  

  Calas: La calidad de las aguas de las calas y playas de la Costa Brava es indiscutible, sobre todo porque muchas de ellas cuentan con el título de bandera azul. Es decir, una certificación que asegura que sus aguas son limpias y cristalinas. Algunas de sus calas solo son accesibles desde el mar, lo que las hace más misteriosas y atractivas. Parque Natural de las Marismas del Ampurdán: Son un conjunto de marismas que aparecen al final de los cursos de los ríos Fluvia y Muga. Aquí encontraremos una enorme riqueza de la flora y la fauna. Y ahora que el mapa de la Costa Brava no tiene secretos para nosotros, ¿por dónde empezamos?       Fuente imágenes: Pixabay