El encanto de la arquitectura marroquí reside en su magía, en el exotismo de sus formas y en la belleza de su colorido. Concretamente en Marrakech, en la zona de Menara (muy cerquita del aeropuerto) encontramos edificaciones que precisamente tienen ese exotismo de antaño, esos acabados que han hecho tan popular su arquitectura.

La mayoría de construcciones de Marrakech y en general de Marruecos son una mezcla de estilos africanos e islámicos con una baja influencia de arquitectura occidental, que en el caso de la ciudad de Marrakech apenas puede contemplarse esa influencia en zonas de la ciudad nueva, construcciones que se realizaron bajo el protectorado francés (entre principios y mitad del siglo XX).

Un claro ejemplo de la magia de la arquitectura marroquí la encontramos precisamente en sus medinas o ciudades antiguas. Las medinas son ciudades amuralladas, en árabe Medina significa ciudad antigua, y hoy en día en cualquier ciudad de Marruecos encontramos su zona más moderna y su antigua Medina, que en la mayoría de los escasos conserva sus murallas. Ese es el caso de la medina de Marrakech, que aunque no es de las más grandes o conocidas de Marruecos, adentrarse por sus calles puede resultar un laberinto sin salida. La medina de Marrakech destaca por sus colores rojos.

En todas las medinas hay más de una mezquita, lugar de culto para la fe islamica, lo que serían las catedrales o iglesias para los católicos. Las mezquitas marroquíes son un claro exponente de la grandeza de la arquitectura marroquí. En Marrakech, la mezquita más famosa de la ciudad está situada justo antes de entrar a la medina, se trata de la mezquita Koutibia, uno de los lugares de obligada visita en Marrakech.

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Fuente: Marhaba Viatges