En el 2013, una pequeña urraca cayó al suelo en Australia cerca de Noah que, por aquel entonces tenía 8 años, y se encontraba caminando hacia la escuela. La rescató junto a su familia, la llamó Pingüino y la cuidó hasta que ésta se curó por completo. Lo que no sabían, al dejarlo libre, es que Pingüino volvería de manera asidua con la familia.
«Llegó a nuestras vidas cuando tan sólo tenía 3 semanas»
Ahora se ha convertido en un amigo de la familia, pasea por la casa, juega a pillar e incluso permanece tiempo en los hombros de los niños mientras el padre toma fotografías increíbles.
«Se curó poco a poco. Lo único que hicimos fue darle muchos mimos y comida apropiada para una urraca»
«Ahora ve la televisión con nosotros, hace ver que salta en la colchoneta con los niños, vuela hasta nuestra cama por la mañana y nos da mimos»
«Nunca pensé que se podría convertir en una parte de la familia como lo ha hecho. Los niños la quieren como si fuera un perrito, incluso más»
Es completamente libre, pero siempre está con nosotros. Excepto por la mañana, cuando los niños se van al cole, ella desaparece y hace sus propias cosas
Tras pasar la noche en casa, Pingüino siempre espera a que la familia se haya ido para volar libre y hacer sus cosas durante la mañana, para volver a la hora exacta en la que los niños llegan a casa: «les saluda efusiva como un perro moviendo la cola – se sienta en el árbol y agita sus alas súper emocionada».